Esta tabla de 145 x 122 cm pintada en tempera y oro está firmada en 1340. Esta obra es probablemente una que Giorgio Vasari dice en su libro haber visto en una iglesia de Pistoia, en el que menciona también una predela.
Aunque fue vista en la capilla Bracciolini en Pistoia en 1642, poco después fue trasladada a un monasterio de esa ciudad, y fue trasladada a los Uffizi en 1821. La obra a tenido varias restauraciones desde 1929.
Estilo: la obra representa a la Virgen con el Niño en Majestad, es decir, entronizada, rodeada de ocho ángeles divididos en dos grupos simétricos a cada lado. El trono y el mármol de la base están dispuestos siguiendo una perspectiva central intuitiva, típica de la investigación espacial de la época. Uno de los flancos del trono se encuentra iluminado, y el otro en sombras, lo que da testimonio de las investigaciones en cuestiones lumínicas del artista.
En la obra dominan las tonalidades claras, casi pasteles, sobretodo de los azules, celestes y el rosa, dando notable solidez a las figuras. La madre y el Niño entablan un amoroso coloquio subrayado en el contacto de las miradas, con el Niño apoyando la pequeña mano sobre el rostro de la Virgen mientras con la otra sostiene un dedo, de forma tierna y afectuosa.
Es muy original el efecto con el que el manto de María, a la derecha, cae hacia el suelo con un pliegue recto, que no tiene en cuenta la curvatura del asiento. Esto se trata de un efecto experimental que busca evitar el tradicional repliegue del manto en las piernas de María y la simetría de la composición.

Berbardo Daddi Virgen con el Niño
Esta pequeña tabla probablemente estaba destinada a un altar privado. Se encuentra en los Uffizi desde 1948 y se ignora su origen. La fecha en el zócalo estaba mutilada y ha sido diversamente interpretada, pero con el pulido realizado en 1936 quedó claramente a la vista que se trataba de 1934. La misma fecha ya se había propuesto al contrastar esta obra con el tríptico del Bargello, fechado en 1333.
Estilo: la tabla representa una Maestá, o sea una Virgen con el Niño en el trono (que en este caso repite la forma de la misma tabla), circundada de ocho ángeles y, al pié del trono, los santos Pedro y Pablo. La firma en el borde inferior recita "NOMINE BERNARDVS DE FLORE[N]TIA PI[N]XIT H[OC] OP[VS] M[C]CCXX[II]II".
La obra muestra evidente influencia giottesca, sobretodo en la forma dilatada de la Virgen y de su manto, en la atención a la distribución del espacio y el vivaz estudio del Niño. Algunos detalles colorísticos denotan la influencia de la escuela sienesa.
La Virgen esboza una leve sonrisa mientras dirige la mirada a uno de los ángeles, a quien Jesús también dirige la mirada.

Esta obra decoraba el altar de San Crescenzio en el Duomo de Siena y fue encargada en ocasión del programa decorativo dedicado a los cuatro patronos de Siena de 1330 a 1350. Gracias a dos descripciones del siglo XV se sabe que la obra era originalmente un tríptico. La obra fue colocada en un monasterio de Siena, hasta que el gran duque Fernando III la hizo llevar a Florencia en 1822. Fue depositada en los Uffizi en 1913.
El centro de la obra está ocupada por la “presentación en el Templo”, ceremonia que la religión hebraica realiza a los 40 días del nacimiento de cada niño para permitir la purificación de la madre. En el centro se encuentran los tres personajes más importantes: la Virgen, el Niño y Simón el Justo. A la izquierda se encuentra José, precedido de dos acompañantes. A la derecha se encuentra la profeta Anna, la habuela de Jesús, que despliega un mensaje donde se lee un fragmento del evangelio de San Lucas. Detrás del altar se observa a un sacerdote con palomas sacrificadas en la mano derecha y el cuchillo del sacrificio en la izquierda. El verdadero protagonista de la escena es Simón el Justo, retratado con cuidado en su vejez, con la boca abierta, apunto de dar el discurso que se lee en el evangelio de San Lucas.
Ambientación: la escena se lleva a cabo en el interior de una iglesia de tres naves. La cornisa, que contiene la firma y la fecha, posee pilastras a los costados que parecen integrarse al edificio y aumentan la sensación de la arquitectura. El suelo de mármol ayuda a la sensación de profundidad. El arco triunfal sobre el sacerdote contiene una pintura en la pintura: dos ángeles que sostienen un tondo con el Cristo Bendicente, una representación anacrónica considerando que en la escena principal Cristo es un niño. Es muy significativa la presencia, en la cúpula, de Moisés y Malaquías.
Estilo: la obra se encuentra realizada en la época de madurez de Ambrogio Lorenzetti. La calidad de la representación en perspectiva habla de la genialidad de Lorenzetti. Dicha perspectiva no es aún matemática, ya que el piso tiene un punto de fuga diferente al de los arcos. El claroscuro de los rostros muestra la influencia de Giotto en Ambrogio durante su estadía en Florencia. Las figuras están pintadas como masas compactas, con los vestidos brillantes y esfumados en base a diferentes caídas de luz, dando una gran sensación de plasticidad y volumen. Los rostros se expresan siguiendo la inconfundible fisonomía de este artista.

Se trata de una pintura de témpera sobre una tabla de 144 x 194 cm, colocado originalmente en la iglesia de Ognissanti de Florencia. La fecha 1328 hace de la obra la más antigua conocida de Daddi.
Estilo: tres paneles ojivales muestran figuras a medio cuerpo de la Virgen con el Niño (centro), San Mateo (izquierda) y San Nicola di Bari (derecha). Los santos están representados sin notaciones ambientales sobre un simple fondo de oro, siguiendo el ejemplo giottesco. En las cúspides, talladas y doradas, se insertan tres tondos: dos ángeles y el redentor al centro. La figura de la Virgen muestra una cierta rigidez, superada en obras posteriores del artista, con el Niño tenido en brazos sin peso, que con una mano se aferra del vestido de la Virgen.
Particularmente ricos son los detalles de los vestidos, la mitra, el bastón pastoral y el libro de San Nicola.

Este grandioso políptico de témpera y oro sobre tabla se componía de al menos 33 partes, y fue realizado para el altar mayor de la iglesia de San Pancracio en Florencia, donde lo vió Giorgio Vasari, que lo atribuyó erróneamente a Agnolo Gaddi.



El políptico ha sido desmembrado y destinado a los Uffizi en el año 1808, luego de la supresión napoleónica, arribando ya sin la cornisa. De acuerdo a la reconstrucción estudiada por los especialistas, faltan al menos ocho partes, que fueron dispersas antes de 1808: cuatro cúspides con profetas, dos tondos con ángeles y, sobretodo, la tabla central, probablemente dedicada a la Virgen.

Jacobo del Cosentino Triptico de la Virgen
Se trata de un raro altar portátil, usado para la devoción privada en las habitaciones y durante los viajes. Llegó a los Uffizi en 1948 por una donación. Se trata de la única obra formada por el autor.
El pequeño tríptico, con tablas de cúspide que se pueden cerrar, muestra en el centro una Maestá, o sea una Virgen entronizada con el Niño. Es evidente que la misma deriva de la Maestà di Ognissanti de Giotto. A los lados de la Virgen se encuentran cuatro ángeles y los santos Bernardo de Chiaravalle y San Juan Bautista. El suela intenta imitar el mármol. Debajo, en el centro, se encuentra la firma del autor.
Del lado izquierdo se encuentra representadas las escenas de los estigmas de San Francisco, en la parte superior, y Santa Margarita de Antioquía y Lucia en la parte inferior. En la derecha se muestra una Crucifixión con ángeles que recogen la sangre de las heridas de Cristo y los dolientes en la base.



Se trata de una pintura en témpera sobre tabla que se encontraba originalmente en Orsanmichele, al parecer alrededor de una columna, lo que explica su extraña forma convexa. Fue encargada el 15 de septiembre de 1367 al artista que en esa época era titular de uno de los talleres más activos de Florencia. San Mateo era el patrono de la corporación que realizó el encargo, y su escudo se puede observar aún en el medallón en la parte superior de los paneles laterales. En 1368, cuando la obra aún no se encontraba finalizada, el artista cayó gravemente enfermo, encargándole la obra a su hermano menor Jacobo di Cione, antes de morir.
Estilo: el tríptico está compuesto de tres tablas compuestas de una cornisa con cúspide inserta en un rectángulo, con dos medallones en la parte superior.
La figura de San Mateo se yergue a dimensiones naturales en el panel central, con el evangelio abierto en la mano, y una pluma para escribir. Observa frontalmente al espectador, y en su figura resaltan los colores brillantes de la vestidura. A sus pies se encuentra un precioso brocado, idéntico a los presentes en otras obras de Jacobo, como una que se puede ver en la Accademia de Florencia. Los paneles laterales se encuentran divididos en dos registros, y presentan historias del santo que se leen en sentido horario, desde abajo a la izquierda. En estas historias las figuras no guardan proporción con la arquitectura, siempre presente, siguiendo el estilo de la conquista de la escuela giottesca.

Esta obra pertenece a un altar entre los más significativos de la escuela florentina del trecento. Proviene de la destruida iglesia de Santa Cecilia en Florencia. Giovanni Villani recuerda como el edificio fue reconstruido tras un desastroso incendio en 1304, por lo que la obra debe corresponder a un periodo inmediatamente posterior, cuando Giotto se encontraba aún con vida. Al parecer el autor de esta obra era alguno de sus alumnos y estrechos colaboradores.


Santa Cecilia y las historias de su vida (1304) Maestro de la Santa Cecilia

La obra fue vista por Giorgio Vasari, que la atribuyó a Cimabue.
Descripción: la tabla muestra en el centro, en toda su figura, a Santa Cecilia en su trono. Son evidentes en esta representación la influencia de las novedades creadas por Giotto y Cimabue, ya que el trono se encuentra en perspectiva intuitiva. La santa tiene en la mano la palma del martirio y un libro, con una expresión sonriente. Su figura, a diferencia de los personajes estilizados en las historias, es plástica y maciza, casi dilatada como en las mejores obras de Giotto. A los lados se encuentran en dos grupos simétricos ocho historias de su vida, según un esquema que tiene raíces en el arte duocentesco. Se leen de izquierda a derecha, de arriba abajo.

• Banchetto di nozze di santa Cecilia e san Valeriano
• Santa Cecilia converte san Valeriano
• San Valeriano incoronato da un angelo
• Santa Cecilia predica a san Valeriano e san Tiburzio
• Battesimo di san Tiburzio
• Santa Cecilia che predica pubblicamente
• Santa Cecilia davanti al prefetto
• Martirio di santa Cecilia

Las historias recuerdan el casto matrimonio de Cecilia y Valeriano, su participación activa en el cristianismo, y el arresto y martirio de la santa. Las escenas se caracterizan por un realismo minucioso, con una atención preponderante a la arquitectura y a la colocación de las figuras en el espacio. La perspectiva intuitiva se aprecia en la escena del Banquete, en el que la mesa se encuentra escorzada de diferente manera que la sala.

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