Presentación en el templo - Ambrogio Lorenzetti

Esta obra decoraba el altar de San Crescenzio en el Duomo de Siena y fue encargada en ocasión del programa decorativo dedicado a los cuatro patronos de Siena de 1330 a 1350. Gracias a dos descripciones del siglo XV se sabe que la obra era originalmente un tríptico. La obra fue colocada en un monasterio de Siena, hasta que el gran duque Fernando III la hizo llevar a Florencia en 1822. Fue depositada en los Uffizi en 1913.
El centro de la obra está ocupada por la “presentación en el Templo”, ceremonia que la religión hebraica realiza a los 40 días del nacimiento de cada niño para permitir la purificación de la madre. En el centro se encuentran los tres personajes más importantes: la Virgen, el Niño y Simón el Justo. A la izquierda se encuentra José, precedido de dos acompañantes. A la derecha se encuentra la profeta Anna, la habuela de Jesús, que despliega un mensaje donde se lee un fragmento del evangelio de San Lucas. Detrás del altar se observa a un sacerdote con palomas sacrificadas en la mano derecha y el cuchillo del sacrificio en la izquierda. El verdadero protagonista de la escena es Simón el Justo, retratado con cuidado en su vejez, con la boca abierta, apunto de dar el discurso que se lee en el evangelio de San Lucas.
Ambientación: la escena se lleva a cabo en el interior de una iglesia de tres naves. La cornisa, que contiene la firma y la fecha, posee pilastras a los costados que parecen integrarse al edificio y aumentan la sensación de la arquitectura. El suelo de mármol ayuda a la sensación de profundidad. El arco triunfal sobre el sacerdote contiene una pintura en la pintura: dos ángeles que sostienen un tondo con el Cristo Bendicente, una representación anacrónica considerando que en la escena principal Cristo es un niño. Es muy significativa la presencia, en la cúpula, de Moisés y Malaquías.
Estilo: la obra se encuentra realizada en la época de madurez de Ambrogio Lorenzetti. La calidad de la representación en perspectiva habla de la genialidad de Lorenzetti. Dicha perspectiva no es aún matemática, ya que el piso tiene un punto de fuga diferente al de los arcos. El claroscuro de los rostros muestra la influencia de Giotto en Ambrogio durante su estadía en Florencia. Las figuras están pintadas como masas compactas, con los vestidos brillantes y esfumados en base a diferentes caídas de luz, dando una gran sensación de plasticidad y volumen. Los rostros se expresan siguiendo la inconfundible fisonomía de este artista.

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