Pietá de San Remigio (1360-1365) Giottino

Pietá de San Remigio (1360-1365) Giottino
Esta obra de Giottino se encontraba en el altar de la iglesia de San Remigio en Florencia. En 1851 fue transferida a los Uffizi, donde se encuentra desde entonces a excepción de los años 1940-1945 cuando fue transferida por precaución a un refugio antibélico.
Estilo: la obra retoma el esquema del llanto por Cisto muerto, de Giotto, en la capilla de los Scrovegni en Padua, creando una nueva e intensa expresividad de los personajes. Sobre un fondo de oro (preparado sobre una base roja), que anula el espacio pero exalta el sentido espiritual, se encuentra la cruz de Cristo, que ocupa solitaria toda la parte superior y la cúspide.
Los personajes se muestran consternados y tristes, anticipando la humanidad que el siglo siguiente se iba a desarrollar en la pintura, resaltando la importancia del individuo. Como en Giotto, las figuras se disponen en varios planos, evitando el esquematismo y buscando una tridimensionalidad, que sin embargo en este caso no alcanza a la del maestro, a causa del abstracto fondo de oro.
Es inédita la presencia de los comitentes dentro de la obra, a la izquierda: la joven mujer y la monja arrodillada que reciben la protección (efectivamente representadas con la mano sobre la cabeza) de San Remigio, patrono de la iglesia, y san Benedicto, patrono de los benedictinos. La figura de la joven está pintada con extremo cuidado en el detalle, ataviada con un rico traje negro, que le cae mórbidamente a los lados. En este cuidado al detalle Giottino se aleja de las masas compactas y sintéticas de la pintura del maestro, encaminándose hacia las características que serán típicas del gótico internacional en el siglo siguiente, con colores delicadamente esfumados y luces limpias.

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